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Durante el verano del 2020, año de la pandemia de Covid-19, poco hemos podido hacer, pero hemos tenido la suerte de poder viajar a una isla a la que había ido de pequeña y con mis padres, y llevaba mucho tiempo queriendo volver a ver: Lampedusa. Se encuentra entre Sicilia y norte de África y aquí los barcos vuelan:
Señoras y señores, su majestad la Tabaccara: mar de un azul cristalino intenso al que se accede únicamente en barco.
Nosotros fuimos con una excursión de ida y vuelta, con comida (caponata y pasta con langosta), vinos y cervezas a bordo y sobre todo buen rollo siciliano del bueno. En general, nos movimos en scooter y la verdad que en una semana hemos dado muchas vueltas y muy bonitas.
El primer día ha sido para la playa que muchos años se conoce como la más guapa de todo Italia: La Isla de los Conejos («Isola dei Conigli») y la verdad es que es exactamente como la recordaba, aunque han pasado 30 años:
Arena blanquísima y mar cristalino… a lo mejor más gente que hace 30 años.
En Lampedusa (y en todo el sur de Italia) en 2020 se ha volcado todo este tipo de turismo del norte de Italia que normalmente va a Grecia, o a Baleares y se ha notado.
Además, yo he notado esta forma de racismo sutil de gente (con acento del norte) comentando por teléfono (más bien gritando) que «no se ven migrantes ni pateras por suerte, el centro de acogida está en el interior de la isla y el turista ni lo ve». Sin palabras.
Pero bueno hablemos de cosas bonitas, más playas de esta espectacular isla que merecen la pena:
- Cala Madonna (Cala Virgen, porque hay una Virgen que se ve desde el mar)
- Cala Croce & Portu ‘Ntoni, que están a lado, donde os recomiendo quedaros para el aperitivo (en Italia es antes de cenar, no de comer) en el Tunéz.
- Mare Morto: una verdadera sorpresa, me ha gustado tanto que volvimos el último día. Para los amantes de las rocas y cuevas submarinas como yo, es un verdadero paraíso.
- Cala Pisana
- Cala Creta
- No es playa pero otro sitio precioso para hacer aperitivo al atardecer: O’ Scià Club.
- A nosotros no nos dio tiempo, pero yo os recomiendo la inmersión para ver la Virgen sumergida:
En toda la isla, aunque por pocos días, he respirado un aire de libertad y de relax, de esos que solo en las islas se puede respirar. Ojalá hubiéramos podido quedarnos más días…
Y a parte de todo, ¿queremos hablar del tono de piel que se te queda en una isla? Creo que hace años no estaba tan morena, o será para mi nueva crema solar super bronceadora, no sé.
He vuelto queriendo ver un documental que hace tiempo tenía pendiente y que os recomiendo muchísimo: Fuocoammare. Lo hemos encontrado en Movistar y la verdad me extrañó y alegró encontrarlo tan fácil. Como sabéis, nunca lloro viendo películas, pero es que este documental toca la fibra para los que no somos racistas, rodeados de odio y desprecio por lo distinto. Me han entrado ganas de dejar mi trabajo en consultoría, para dedicarme a algo que de verdad merezca la pena: ayudar a la gente.