Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 2 segundos

No sé cuando he decidido que este Blog guardaría mis pensamientos post-viajes, aunque en un principio trata de SEO y Cine. Quizás porque desde el canal Google Webmasters de YouTube el nuevo vídeo sobre las directrices SEO a seguir no nos cuenta nada nuevo o porque aún me faltan por ver algunas de las películas nominadas en los Oscars 2017.

Pues eso, como un diario secreto, pero en público, y sólo de cierto tipo de viajes. Los viajes que suponen más de 5 horas de avión y un choque cultural importante que me deja unas cuantas semanas pensando en ello. Tengo varias ideas de este viaje que os voy a contar, y bien confusas, pero intentaré ponerlas en claro hoy.

Merece la pena contar mi viaje a Argentina porque, aunque es un país de hijos de europeos, fue choque y  fue flechazo.

Llevaba unos cuantos años queriendo ir a un lugar tan emblemático. La emigración / inmigración, quizás porque forma parte de mi vida (aunque yo soy de la generación que se fue queriendo irse, claro) siempre me suscita sentimientos de contraste que me gusta profundizar.

Siempre he pensado que en esta parte del mundo, Suramérica en general (por personas conocidas procedentes de ahi o por creencia, yo que sé), sigue vigente una forma de pensar y evaluar las cosas según principios de vida sana y que no existe el querer complicar las cosas al que yo estoy acostumbrada, al igual que no existiría la necesidad de sacrificar las relaciones humanas por un puñado de dinero o de poder demás.

Paz, es lo que necesitaba al ir a Argentina y es lo que encontré en las caras que me he cruzado. Fácil, me diréis, en vacaciones, estar relajados y en paz. Pues no, porque no siempre 2 semanas con otras 3 personas, por muy bien que te lleves, quieren decir «Paz».

Río Paraná, Arroyo Seco, Rosario, Argentina.
Río Paraná, Arroyo Seco, Rosario, Argentina.

Paz y sencillez, porque si te caes, en lo primero que piensas es en levantarte, no en quejarte o deprimirte. Y si te equivocas, lo primero que piensas es en aprender, no en sentirte culpable.

Las Cataratas de Iguazú fue lo más bello que he visto en mi vida, por lo menos en naturaleza, sin tener en cuenta el Taj Mahal (los apuntes de mi viaje a la India, por si te lo has perdido y por hacer buen SEO). No somos nada, comparados con la naturaleza pero esto no lo dije yo y cualquier otra palabra sobraría.

Cataratas de Iguazú, Misiones, Argentina.
Cataratas de Iguazú, Misiones, Argentina.

Tengo ganas de aprender más de este país. Me quedé con ganas de ir al Glaciar Perito Moreno, que hemos sacrificado, por cuestiones de tiempo y hemos preferido ver la ciudad y entorno de Ushuaïa. No me arrepiento de haber cruzado el charco y de 13 horas de avión y haberme perdido el espectáculo más imponente de todo Argentina (Perito Moreno) porque Ushuaïa es el fin del mundo tal y como se refieren los italianos al «fin del mundo»: una pasada.

Glaciar Martial, Ushuaïa, Argentina.
Glaciar Martial, Ushuaïa, Argentina.
Fin del mundo, Ushuaïa, Argentina
Fin del mundo, Ushuaïa, Argentina
Faro de Fin del Mundo, Ushuaïa, Argentina.
Faro de Fin del Mundo, Ushuaïa, Argentina.

Y tampoco me arrepiento de no haber pedido 4 días de más de vacaciones, es lo que tocaba en este momento, volver a casa y al trabajo, con la seguridad que volveré a Argentina para ver el Perito Moreno.

Me que quedado con ganas de más en Buenos Aires.

Buenos Aires en Navidades
Buenos Aires en Navidades

De conocer mejor esta increíble ciudad, de ver las obras de Frida en el Museo de Arte Latino-Americano, de ver un buen espectáculo de tango, que sólo hemos visto bailar por las calles. De quedarme más tiempo por Caminito y el Barrio de la Boca, sin contar el espectáculo que tiene que ser ver un partido en la Bombonera, cosa que habríamos hecho sin duda, si no hubiéramos ido en verano y temporada de descanso.

Caminito, La Boca, Buenos Aires, Argentina.
Caminito, La Boca, Buenos Aires, Argentina.
La Bombonera, Buenos Aires, Argentina

Pero sobre todo me he quedado con ganas de conocer mejor a este pueblo que de sus mezclas ha realizado una identidad tan fuerte de la que todos deberíamos aprender. Lo que me pude reír y quedar reflexionando cuando al final de la cena de Nochebuena me ofrecieron «Pan Dulce»: es el Panettone, o algo muy parecido. Lo que pasa es que en España, siendo tradición italiana, le llaman «Panettone», en Argentina lo hicieron suyo. Nos quedamos mirando con cara de punto de interrogación mis amigos italianos y yo, cuando oímos llamar «Budín» a un dulce que en Italia llamamos simplemente Plumcake o tarta dulce. El Budino en Italia es un flan. Esta y muchas cosas me hicieron sentir en casa, pero sin imitar mi casa, simplemente me sentí en una casa distinta a la mía, pero en casa.

Me quedo con los abrazos de desconocidos deseándome «Buena suerte», ¿raro? A mi me encantó y me encanta haber aprendido a preguntar «¿Cómo estas?» en lugar de «¿Qué tal?» al que los españoles a veces ni responden. Me quedo con las costumbres y tradiciones italianas, más bien de Italia del sur, hechas propias por los argentinos. Me quedo con lo bueno.